Es Joyce Carol Oates una escritora de intensidad y profundidad casi inigualables, un clásico vivo que pertenece a la estirpe de los inmortales, como Dostoievski y Balzac, de quienes no anda lejos en importancia (espero que el tiempo me dé la razón). Viva aún, con libros recién publicados, no me cabe duda alguna de que es el autor de libros de ficción más relevante que aún sigue escribiendo. Como cuando lees Crimen y castigo o Papá Goriot, con Un libro de mártires americanos te sientes agradecido, regocijado por que alguien haya escrito páginas tan sublimes, tan necesarias, tan hondamente humanas. Para quienes tanto hemos leído y tanto leemos esto es de obligado reconocimiento. Y la emoción sincera de mis palabras no es sino un pálido reflejo de lo que tan gran escritora hace que en mí se sacuda. Vivan por siempre los que, como Joyce Carol Oates, ofrecen tanta literatura y a la vez tanta verdad en sus novelas.