Jorge Luis Borges: El jardín de senderos que se bifurcan

 


   Este relato es un juego, un divertimento de un autor al que le gustaba la novela policíaca, la novela de aventuras, y es asimismo una indagación en la verdad y en la mentira del tiempo, un desafío al tiempo y a una cierta lógica que viene con la definición del tiempo lineal, del tiempo como río que fluye en una sola dirección y tiene un término, una conclusión insalvable. Al tiempo que no es así lo reta Borges, lo invoca para el lector, lo llama a la presencia del lector y del texto que lee, como si al convocarlo de esta manera pudiera hacerlo visible, alternativo, lógico en otra lógica infinita y acaso más real, más poética, más humana: como tras un disparo sobreviene un silencio reparador, tras el tiempo limitado viene otro tiempo que ilumina y cura.