Vuelve al pueblo Ferris, y con él Updike, que nos lo acerca con su mirada escrutadora y su verbo descriptivo de manera insuperable. Están el viejo cartero, los perros en manada doméstica, la esposa que ya no lo es, el hijo que siempre lo será, el paisaje que nunca es el mismo, los sentimientos que cambian y las ideas que no han de decirse. Alumbra, realumbra con sus adjetivos, con sus descripciones a ratos piadosas y a ratos crudas el gran autor que nos reserva para la frase final una sorpresa y un resumen que no puede ser más exacto ni conciso para quien vuelve al pueblo solo de vez en cuando.
