Jack London: El burlado

 


    A los relatos de vida y muerte de Jack London no les falta humor, porque en la vida y en lo que la sigue quizá una sonrisa no puede ser sino un ingrediente más: es todo tan absurdo bajo el sol, incluso lo terrible, lo peor que puedas imaginar: así, en este relato, se burla a la muerte con humor, se la llama con humor, se grita con humor a voces que venga ya. Porque morir es mejor que sufrir, que ser torturado, que padecer hasta que el espíritu estalla por el sufrimiento. Como en otros textos suyos, London se acerca mediante la aventura a las esquinas de la existencia, toca con la punta de los dedos lo más delicado y lo más definitorio y, con enorme sencillez de gigante literario, nos deja otra historia que parece mínima y sin embargo es esencial y pura, como un relato clásico de la antigüedad, como un relato que crea un mito. Leer a Jack London es una experiencia inigualable, vivificadora y agradecida: con el entretenimiento viene lo serio, lo ideológico y lo agresivamente cierto: la aventura en London es como lo negro en Hammett, Chandler y Macdonald: un elemento útil para ir más allá y contar interesando y nunca aburriendo pero sin orillar jamás las cuestiones inmortales que plantean la vida y la literatura hecha para no morir jamás.