Alan Sillitoe: La vida sin armadura




   Una de las autobiografías más sinceras e impactantes escritas por un novelista en el siglo XX. Un retrato del artista obrero en la durísima Inglaterra industrial.
   Descatalogada desde hace años, y recientemente rescatada en una nueva edición, estamos ante una de las autobiografías más impactantes escritas por un novelista en el siglo XX. Alan Sillitoe, considerado un autor clave de la generación más brillante de la literatura inglesa de posguerra, narra aquí su formación como escritor: sus años de infancia y de penurias en una casa de protección oficial en la ciudad industrial de Nottingham, la evacuación durante la guerra y sus años en el ejército, en Malasia, la tuberculosis y su renacimiento como polémico miembro del movimiento de los Jóvenes Airados; la publicación de sus primeros libros y su éxito como autor generacional. Un libro que evoca, en toda su crudeza, el alma de una época, y constituye un relato vívido de la escena cultural y social de la Inglaterra, entre sórdida y triunfalista, que alumbró a Graham Greene, Muriel Spark, Kingsley Amis o Philip Larkin.

Alan Sillitoe nació en Nottingham en 1928, en el seno de una familia de clase obrera. Abandonó los estudios a los catorce años y poco después entró a trabajar en la fábrica de bicicletas Raleigh, en Nottingham, al igual que lo había hecho su padre. En 1946 se unió a la Royal Air Force y trabajó como operador de radio en Malasia.


   Edita: Impedimenta

Alejo Carpentier: Los pasos perdidos




   Después de 56 años de su primera edición, Los pasos perdidos, la extraordinaria obra de Alejo Carpentier, continúa siendo un clásico de la literatura hispanoamericana. Todavía hoy despierta el interés de los lectores porque, desde sus primeras páginas, reúne todos los elementos de una gran obra. Nos hallamos ante una gran aventura, la aventura del viaje a lo desconocido, en las profundidades de una selva como la amazónica hasta un poblado primitivo. Para alcanzarlo se necesitaron sólo unas pocas semanas. No obstante, parece que han transcurrido cientos, miles de años porque, al viajar, se ha desandado en el tiempo, hasta el punto que, al final del periplo, nos encontramos con el ser humano en su estado primigenio, cuando comenzaba sólo a nombrar las cosas. Quien realiza este viaje es un hombre amargado, enajenado, procedente de la civilización más adelantada tecnológicamente y, al mismo tiempo, más implacable y destructora espiritualmente. Nuestro protagonista tendrá que decidir si quiere permanecer en un mundo primitivo, carente de bienes materiales pero donde ha encontrado la felicidad, o retornar a la civilización donde es infeliz aunque posea «todo». Difícil dilema que puede ser el de cualquiera de nosotros. En resumen, Los pasos perdidos constituye una profunda reflexión sobre el mundo de la modernidad y la situación en la que vive el ser humano, todo ello dibujado a través de lo real maravilloso y de un lenguaje barroco que Carpentier, como nadie, llevó hasta sus últimas consecuencias; en definitiva, una obra maestra de la literatura. 


   Edita: Akal

Jorge Zepeda Patterson: Milena o el fémur más bello del mundo





   Premio Planeta 2014.
   La belleza de Milena también fue su perdición. Convertida en esclava sexual desde la adolescencia, intenta huir cuando muere su protector, un magnate de la comunicación que sufre un fallo cardiaco mientras hace el amor con ella. En su angustiosa fuga, se cruza con los Azules, un trío de justicieros formado por el periodista Tomás Arizmendi, la política Amelia Navarro y el especialista en alta seguridad, Jaime Lemus. Ellos desean liberarla, pero Milena guarda con recelo un espinoso misterio que atesora en su libreta negra y que supone su salvación y, sobre todo, su venganza. Una vigorosa novela de acción y amor que denuncia los abusos de poder y la corrupción, pero que sobre todo, nos muestra el alma abierta de una mujer vejada, como tantas otras, en un mundo cada vez más globalizado.



   Edita: Planeta 

Fernando Rueda: El regreso de El lobo





   ¿Puede aguantar un hombre vivir 30 años cambiando continuamente de identidad? ¿Hay alguien capaz de soportar la tensión y el miedo de infiltrarse una y otra vez en grupos terroristas y mafiosos sin perder la seguridad en sí mismo y la de los que le rodean?

   Mikel Lejarza, alias “Lobo”, era un joven barbilampiño cuando fue captado por el servicio secreto para infiltrarse en la banda terrorista ETA. El resultado fue espectacular: más de 200 terroristas fueron detenidos y su infraestructura por toda España desactivada. Operado de cirugía estética para que nunca más nadie le identificara, se infiltró en grupos mafiosos y económicos, sin dejar hasta hoy de luchar contra el terrorismo etarra e internacional.


   Tras infiltrarse en Cataluña en una red de espionaje empresarial de alto nivel, es detenido sin que el servicio secreto salga a la palestra a defender que estaba trabajando para ellos. “Lobo” está cansado de vivir en la clandestinidad, su estómago sufre las consecuencias de tanta tensión, se cuestiona la soledad en que vive y medita abandonar el espionaje. 

Tiempo después desaparece llevándose en el hatillo muchos secretos de su vida pasada. Nadie sabe nada de él hasta poco tiempo después de los ataques del 11-S contra Estados Unidos. La CIA descubre en una operación anti terrorista contra Al Qaeda en Dubai que uno de los árabes implicados es Mikel Lejarza. Si no trabaja para ningún servicio de inteligencia: ¿qué hace en la banda más peligrosa del mundo?

   El mundo del espionaje, que tan bien conoce Fernando Rueda, el máximo especialista español en la materia, es el protagonista de esta novela. Pero también lo es el amor, el desánimo, el sufrimiento, las consecuencias traumáticas de la doble personalidad, los valores, los sueños y la decepción.

Christophe Ono-Dit-Biot: Inmersión



   «La hallaron así. Desnuda y muerta. En la playa de un país árabe. 
   La sal había formado cristales sobre su piel.» 

César tiene que ir a identificar el cadáver de la mujer a la que ha amado apasionadamente. Ella se había ido hacía poco tiempo a algún lugar desconocido, dejándolo solo con Héctor, el hijo de ambos. Ella era artista, se llamaba Paz. Era radiante, inquieta e increíblemente hábil. Se estaba ahogando en Europa y ahora había sido hallada muerta en una playa de Arabia. 

Por su hijo, a quien le debe la verdad sobre su madre, César ha de remontarse a los inicios de su amor -su encuentro, el debut y la ascensión de Paz en el mundo del arte, el nacimiento de su hijo- e intenta entender las razones que precipitaron su final. 

   GRAN PREMIO DE NOVELA DE LA ACADEMIA FRANCESA 2013

   
   «Una de las historias de amor más hermosas que la literatura nos ha ofrecido en mucho tiempo»
               Bruno Corty, Le Figaro Littéraire

   «Una escritura majestuosa. Una novela hermosa y conmovedora»
               Valérie Trierweiler, Paris Match

   Edita: Berenice

José Sanclemente: Ésta es tu vida

   Un reality show de máxima audiencia. Un thriller desenfrenado que arrastrará al detective Julián Ortega y a la periodista Leire Castelló a una situación sin escapatoria.

   El pequeño pueblo de la costa barcelonesa de Alella está conmocionado: el cadáver de una mujer brutalmente asesinada ha aparecido en el campanario de la iglesia el mismo día de la ceremonia de inauguración de las nuevas campanas.
   La mujer —Lucía, una concursante de Esta es tu vida, un reality show de gran popularidad— presenta tres heridas mortales y las cuencas de los ojos vacías. Cuando el inspector de policía Julián Ortega se hace cargo de la investigación, descubre que el asesino parece haber utilizado un antiguo ritual de martirio que usaban los romanos contra los cristianos, el mismo que mató a santa Lucía de Siracusa…

   Por su lado, Leire Castelló, periodista que trabaja en los servicios informativos de la cadena de televisión que emite Esta es tu vida, se verá obligada por sus jefes a participar en un programa sensacionalista especial que trata el caso, lo que le da acceso directo a la historia.

   Sin embargo, los asesinatos no han hecho más que empezar…

Émile Zola: La taberna

   


   La miseria y el alcohol no les permiten a los personajes de esta novela vivir tranquilos y en paz, porque siempre están acechando, incomodando, perturbándoles. La miseria que aguarda al obrero que no trabaja, que no sabe guardar dinero para cuando vengan mal dadas. El alcohol que es la única salida para luchar contra una vida triste, repetitiva, injusta y vacía: la del obrero explotado que tiene que trabajar hasta que cae el día y que vuelve a casa para comer y dormir y regresar la mañana siguiente al rodillo, a integrarse en la maquinaria del consumo y del mercantilismo, de la producción para los otros, pues el obrero da su vida por un dinero que no alcanza ni para morir dignamente. 
   Nadie como Émile Zola para contarlo, para que veamos, con su estilo detallista e iluminador, cómo se van consumiendo los que nunca tiene nada, los que nunca dejarán de ser obreros pobres, vencidos luchadores cuya único consuelo es hallar la muerte en el momento menos malo, quizá después de no haber sufrido hasta reventar, de haber vivido en un espacio digno, de parir y criar hijos que no son malos, de no haber tenido que despilfarrar media existencia en peleas con la pareja. No hay más horizonte, no hay más que esperar. Y no es cruel Zola: es realista, es un realista con una cámara de fotos -también era fotógrafo el gran autor francés- convertida en palabras que plasman a la perfección cuanto ha de decirse y de mostrarse. 
   Por supuesto, algunos leen a Zola hoy con distanciamiento, miran de soslayo su obra, como si de una reliquia de un pasado ya superado se tratase. Pero hay otros que lo leemos y aún nos sobresaltamos, aún nos enternecemos, aún nos sorprendemos viendo el dolor de algunos que sufrían y que no son solo personajes del pasado, sino personajes de nuestra actualidad más inmediata: la de los explotados del primer y del tercer mundo, donde sigue habiendo personajes que se mueren de hambre, que no tiene un trabajo con el que ganarse un trozo de pan, que padecen horarios inhumanos para que el mundo capitalista siga hacia su suicidio humano, como un tren sin maquinista que no para y arrasa con todo lo que a su paso sale. 
   La historia de Gervaise y Coupeau es la de una pareja que se ama y se respeta al principio, que tiene hijos a los que cuida con mimo y y de los que se siente orgullosa de verlos crecer sanos y fuertes. El trabajo no falta, con esfuerzo es posible ahorrar, subir en la escala social poniendo una tienda y teniendo empleados. La lástima es que la vida no tiene más para ofrecerles, salvo el consuelo de la bebida y de las comilonas. La taberna acecha, invita, maravilla con sus olores y con el aguardiente que abre a otro consuelo, a otra verdad, al olvido. Y Coupeau no puede evitar ser atrapado, como ella no puede evitar que su belleza sea admirada y codiciada. Caer es fácil, levantarse es muy difícil. Porque para levantarse hay que tener a veces un motivo nuevo, un nuevo deseo, y no solo la perspectiva de volver a lo que ya hubo, aunque no fuera malo. Somos los hombres y las mujeres esclavos del trabajo y de la repetición incansable de la vida, nos dice Zola con La taberna, novela magistral que está en un nivel superior, inalcanzable para casi todo cuanto se escribe y se publica hoy en día. Escenas como la del velatorio de la madre- con las breves frases de los presentes advirtiendo que el cadáver se vacía-, la de la comilona -más de cuarenta páginas con unos personajes que tragan y tragan sin parar-, la de la boda -con la comitiva por las  calles y visitando el Louvre -los momentos más divertidos del libro- son inolvidables y muestra de un talento tan excepcional que cabe preguntarse si Zola -el de Germinal, el de Naná, el de La bestia humana- no es uno de los cuatro o cinco mejores escritores que han existido.