Joyce Carol Oates: Puro fuego

   


   Una banda de chicas, en los años 50 del pasado siglo, apartadas de los hombres y decididas a no confiar nunca en ninguno de ellos. La lidera una muchacha atrevida, valiente, impetuosa y que posee el carisma necesario para ser seguida por otras que confían ciegamente en su buen juicio, en sus actos, los comprendan o no, los acepten plenamente o no, porque detrás de cada pensamiento de la líder hay una defensa de los oprimidos, de los débiles y de los pobres. Ninguna de ellas es rica, por supuesto, y son todas menores de edad. No dudan en llevar navajas encima ni en hacer uso de ellas. Foxfire se llama la banda. Y, contada su historia por una de las integrantes más cercanas a la líder y fundadora, muchos años después, con un estilo libre y desenfadado, elegantemente literario y ágil, no es la novela menor que algunos críticos han juzgado. 
   Joyce Carol Oates viene siendo editada y leída con asiduidad por estos pagos desde hace relativamente poco tiempo, tratándose como se trata de una de las grandes escritoras de la actualidad; dicen incluso que eterna aspirante al premio Nobel. No creo que se planteara esta novela como un descanso entre dos apuestas mayores y no hay en el libro ninguna caída ni desmayo alguno que justifique juicios negativos sobre el valor de este buen texto, quizá descompensado en su parte final pero de una calidad incuestionable. El punto de vista está muy bien elegido, y la narradora aficionada a la escritura y de carácter apocado que recuerda/revisa sus años de pertenencia a la banda de chicas no lo hace a la ligera, sino aún sorprendida, con muchas preguntas vivas que no alcanza del todo a responder, como le ocurre al lector, que agradece las zonas de sombra y de cuidada  insinuación que permiten un espacio a la imaginación continuadora. Quizá pesa la mirada juvenil sobre la adulta, y ese sea el fallo principal de la novela, pero es un fallo menor ante tantos aciertos como presenta Oates: un recorrido vigoroso por los años de las bandas y de la sociedad pobre de las pequeñas ciudades; una apuesta diferente al centrarse en una formada sólo por chicas, con un personaje principal muy bien definido, memorable, esa Legs Sadovsky inapresable, inteligente y siempre solidaria, de clara tendencia contracorriente pero no individualista ni egocéntrica, empeñada en la defensa del pobre contra el rico y de la mujer sin más salida que el matrimonio contra el hombre sojuzgador y deseoso de la posesión, del sexo dominante; una extendida aventura que empieza siendo juvenil tan sólo y luego se adentra en terrenos próximos a los de algunos maestros de la novela negra -me viene a la memoria como ejemplo Jim Thompson-, sin olvidarse de un humor muy ajustado y de una gracia picaresca que al lector español no le parecerá desatinada; un recuento de la edad y del paso del tiempo y de las ilusiones derrotadas sin falsas nostalgias, sin sentimentalismo de cartón piedra. Son muchos aciertos los que dibujan una novela que, partiendo del subgénero juvenil de aventura y pandilla, plantea agudas reflexiones y nunca se conforma con fáciles fórmulas de aceptación masiva, pues busca también algo de concienciación, de crítica social y de clara, aguda subversión, algo que en otro manos sería sólo un entretenimiento o un best seller y en las de Carol Joyce Oates nunca abandona la vía de la novela adulta, desacomplejada y necesaria, con atributos que, como bien sabéis, no son nada frecuentes en estos tiempos de literatura de entretenimiento, de literatura casi exclusivamente creada para el mercado y para el lector de un libro al año.