Isaac Rosa: La habitación oscura

 


   Considerado uno de los más destacados autores jóvenes de nuestro país, Isaac Rosa ha publicado ya varias novelas que le han reportado críticas admirativas y valoraciones de elevado tono halagador. Presenta ahora La habitación oscura, novela que acaba de editar Seix Barral. Valiéndose de una imagen original y de innegable potencia, una habitación oscura en la que se cita habitualmente un grupo de amigos para practicar sexo sin saber quién abraza a quién y quién lo hace con quién, arranca una historia que le debe a Kafka y al Saramago de las novelas con tintes parabólicos parte de su concepción, y que la lleva a ser una historia más abstracta y más contada en tono de fábula de lo que el lector espera cuando en la fajilla de promoción lee con letras grandes: La novela de tu generación. No le resta esto ni un ápice de interés a la lectura de la novela, pero creo necesario advertirlo para que el lector interesado sepa qué va a encontrarse. Y que no es de menor valía por la anteriormente dicho, ni una apuesta blanda de un autor que pretende ir a más y que atesora aún una importante juventud. Pues es irreprochable el tono con que se cuentan los hechos que acontecen en la mencionada habitación oscura, como lo es también la estructura de la obra, producto de una bien elaborada intriga y de una persuasiva suma de elementos y una bien medida aparición de los personajes más decisivos. 




   Hay varias escenas que solo un escritor de gran talento puede ofrecer: un intento de violación, las primeras reuniones de los que al principio acuden a la habitación solo en busca de sexo, las inmersiones en la habitación oscura de quienes buscan refugio ante los males de la sociedad y las desavenencias en las relaciones personales y solo quieren el silencio y la mansedumbre de un lugar que es como la vuelta al cálido e invulnerable seno materno. Son las páginas más literarias y más conseguidas de la novela, notables cuando menos y sobresalientes algunas, incluyendo el capítulo Uno, narrado en primera persona del plural y absorbente, lúdico, pleno de atmósfera y de imágenes inolvidables (quizá lo más logrado de la novela, con una prosa muy dúctil y muy personal, arrebatadoramente literaria). 
   Y hay, pese a todo, una sensación de que Isaac Rosa ha querido fijar demasiado los límites, la apuesta, y que teniéndolo todo bajo control no ha querido dar rienda suelta a lo que la novela también pedía: más espacio para la denuncia social, para la vida de los personajes más allá de la habitación oscura y de los avatares laborales, quizá porque se pretendía contar una historia que sirviera a cualquier lector, de cualquier país, y por eso se han omitido datos más locales, más cercanos que habrían, sin embargo, ayudado a hacer más reales a los personajes, más sufrientes y más propensos a la empatía. Queda una novela algo fría, centrada en unos cuantos personajes que son simbólicos y vagamente utilitarios, como algo utilitaria es la adición de la intriga informática y la resolución policial de la trama, que puede resultar quizá superficial, demasiado trágica. 
   La habitación oscura es una de esas novelas que uno espera y celebra que se publiquen, que alegra que tengan un hueco en el catálogo de una gran editorial como Seix Barral. Es una novela de fácil lectura y con una historia original y dura, fascinante en la mayor parte de su desarrollo, actual, contada sin concesiones y sin mentiras, con los filos y aristas de autor que no se conforma con mirar y callar, seguramente más perdurable que la mayor parte de lo que hoy en día se publica y, sin duda, establecida en la cara iluminada de lo que sirve para hablar y debatir, pues postula caminos para el rechazo, para la contestación y la lucha contra un sistema que invita al pesimismo y a la inacción aunque paralice a la vez de miedo y mate de hambre, como hemos visto recientemente en Sevilla, la ciudad donde nació Isaac Rosa, un autor al que no hay que perderle la pista bajo ningún concepto.