
-¿Tú firmarías, como José Luis Garci, Albert Boadella, Gustavo Bueno, Fernando Savater, Juan Bonilla y otros un manifiesto en contra de la quema de libros que ha sido impulsado a raíz del asunto Dragó?- le pregunto a Luis Castillo
-No soy escritor ni tengo honores intelectuales- me contesta-. Pero, desde luego, no firmaría nada en el contexto actual. No firmaría nada que resultase a favor de Dragó. Pienso en los padres y en los que me parecen más débiles. No estoy con el PSOE ni con el PP, y por supuesto no estoy con Dragó. Si yo hubiera afirmado tal cosa, lo que ha dicho Dragó, iría a meterme en un rincón muy oscuro, ya fuera en serio o en broma lo que dije. Hay temas que están por encima de los escritores, de los partidos políticos, de las opiniones interesadas. Hay temas que están por encima de lo que creamos y pensemos. Y la defensa de un niño, de un inocente, está por encima de todo lo que pensemos y digamos. No le vale ya a Dragó con pedir perdón. El daño, en serio o por crear o mantener una pose, está hecho. Yo buscaría ese rincón oscuro y me metería en él. Conozco a algún niño maltratado, conozco a algún niño que se ha quedado en puertas de abusos por parte de adultos, y pienso que una de las grandes lacras de nuestro tiempo es el abuso sexual contra los niños, que quedan marcados de por vida. Me da igual si el niño consiente o se lo ha enredado. Siempre he pensado que, si un día se le va a alguien la cabeza y piensa salir a la calle a despachar a unos cuantos a tiros para matar su frustración, espero que le quede un resquicio de lucidez y lo aproveche para volarse esa cabeza en mal estado antes de disparar contra nadie. Y si a alguien le vienen ideas que lo llevarán a cometer abusos contra menores, que aproveche un rato de lucidez y se haga unos cuantos cortes en sus partes nobles que se lo impidan. Estoy harto de egos, de justificaciones vanas, de tipos agarrados al sillón y a su falsa lucidez.
-Qué contundente, Luis.-Es bueno recordar de vez en cuando que hay cosas y personas que merecen la pena más que nuestras cosas y nuestra propia persona. Es sano y ayuda a seguir viviendo más sanamente.
Foto: Willy Ronis
Foto: Willy Ronis