Esta película es un remake, vaya eso por delante. Y casi ningún remake supera al original. Pero se trata de una historia con detalles destacables, que partiendo de un típico y previsible trío amoroso nos lleva a cuestiones y temas muy interesantes, poco habituales en el cine actual, pues no se resuelven las historias y lo planteado con ligereza ni con la facilidad que resulta de algunos guiones amañados, tramposos de principio a fin. Un capitán es capturado y tiene que decidir entre su vida y la de un soldado que está preso con él en un agujero. Toma una decisión y luego es liberado y regresa a su hogar, donde su mujer, creyéndolo muerto - han oficiado una misa y un enterramiento simbólico- , ha besado al hermano del capitán y empieza a plantearse la vida sin el esposo desaparecido. El capitán lo intuye de inmediato y ha de intentar acallar los remordimientos y resituarse ocupando de nuevo su lugar en la familia, perdido en beneficio de su hermano, aceptado y querido ya por su mujer y por sus propias hijas. Este tema bebe de las fuentes más clásicas, que son las iniciadas por Homero en "La Odisea", donde el héroe parte y deja su lugar vacante que es ocupado por otro aprovechando su ausencia.
Con grandes actores, como Natalie Portman y Sam Shepard, un guión ajustado y sin demasiados desfallecimientos vertidos para la venta del producto al gran público, la película transcurre algo seca y sin músicas empalagosas de fondo que recarguen las emociones bien sabidas y deja un par de preguntas a la conclusión de su metraje que justifican esta crítica positiva: ¿Es la familia el último reducto del héroe en este tiempo, en nuestra época sin héroes universales?, ¿ es alguien imprescindible, incluso siendo un héroe?, ¿qué es el amor sino acercamiento en el momento oportuno? Me alegra mucho que Hollywood le deje de vez en cuando la oportunidad de contestar al espectador y no provea de todas las preguntas y todas las respuestas al depositar el importe de la entrada en la taquilla.