Fernando López del Oso: El legado del Oso

 


Este es uno de los libros del año. Está dedicado a una de las personas más conocidas en nuestro país en las últimas décadas, a una de las más influyentes y necesarias: Fernando Jiménez Del Oso. Divulgador, director de revistas, escritor e investigador de asuntos que están más allá de la ciencia, que son enigmas, Del Oso es parte fundamental de nuestra cultura reciente, un insoslayable analista de lo que no tiene nombre definitivo y que está en todos nosotros. Su hijo le dedica este libro, que es también una novela, para que conozcamos mejor al hombre, pues al famoso ya lo conocemos. Y digo que es uno de los libros del año, y me reafirmo, porque creo que a cualquiera puede interesarle saber de los temas menos aceptados por los científicos pero también de las motivaciones para ir tras la verdad de este hombre que fue siempre cauto, irónico, respetuoso, sabio y prudente. Se puede aprender de los temas y se puede aprender del hombre que fue Del Oso.

Recuerdo que siendo un chaval ya veía sus programas, me atraían su tono de voz, su mirada y su apariencia de hombre que sabe mucho y dice poco, o poco a poco. Había temas que me asustaban y procuraba verlos con uno ojo abierto y otro cerrado. Y había otros que sencillamente me fascinaban, conectaban con inquietudes que me desvelaban con catorce años después de jugar al fútbol o de ver un capítulo de la serie Curro Jiménez. Acostado en mi cama, me preguntaba qué era la eternidad, cómo sería vivirla o padecerla. Durante muchos momentos de mi vida he tenido la intuición de que había hitos insoslayables, sucesos que no podía evitar, incluso conversaciones que ineludiblemente me esperaban porque el que era yo estaba ya en el sitio y en el lugar y con los contertulios aguardando a que se iniciara el diálogo, un diálogo que transcurría en medio de mi perplejidad ante lo que yo estaba afirmando y haciendo. Y he tenido muchas veces la sensación de ser, como decía Del Oso, mi propio pasajero. Recuerdo momentos con mi amigo Antonio y mi amigo Carlos en que la realidad era solo una parte de lo vivido, la mitad, ya que sentía que la otra mitad se estaba mostrando por el rabillo del ojo, en los instantes en que parpadeaba, en que mi pensamiento no era un prisionero de mi limitado cerebro. Jiménez Del Oso también fue para mí un referente, como podéis ver.

El legado Del Oso es una novela también. La escribe el hijo del maestro y es un acierto pleno: mediante entrevistas con quienes conocieron a su padre, investiga en el pasado de éste, en sus motivaciones y obsesiones, detrás de una pista que le lleve a saber qué era lo que más definió e inquietó a su padre admirado y perdido. Todas las entrevistas tienen una calidad muy alta porque todas aportan datos útiles y nunca excesivos, todas sirven para saber y querer saber más del padre ausente. Especialmente buena es la que tiene como protagonista a Javier Sierra, reveladora, apasionada, excelentemente dosificada y bien dispuesta con las intervenciones esenciales del autor del libro. Con mucha pena se acerca uno a las páginas finales y entonces halla sorpresa y alegría, entiende muy bien la estructura de esta novela y esta historia humana que convence y emociona.

Es uno de los libros del año, digo una vez más.