Difícilmente puede escribirse mejor un relato breve: la prosa está tallada en el material más noble posible, hecha pieza a pieza como en un mueble preciso y precioso que sirve para ser muy útil y para la contemplación infinita. Hay tantas frases deslumbrantes y plenas de sentido y de contenido que uno no puede menos de desear el momento de la relectura apenas ha concluido la primera visita al relato y a la historia de un Billy the Kid que mata y es matado en medio de una ironía sapientísima y de una perfección sencillísima que son producto de una mente que conoció como pocas la esencialidad y la puso en práctica como casi ninguna.