Lev Tolstói: Aliosha Puchero

 


   Un alma cándida es Aliosha, que siempre obedece y trabaja sin quejarse, sin perder la sonrisa que siempre asoma a su boca, pero también es un alma oprimida, exprimida, un hijo al que el padre explota salvajemente, sin permitirle siquiera tener una vida propia, unas horas para pasarlas con una chica que traerá acaso amor y un futuro a su vida. Es más duro verle morir sin quejarse, aceptando la muerte temprana, inocente  hasta el final, que si le hubiéramos visto rebelarse, luchar, oponerse, gritar y atormentarse: muere inocente porque solo le han permitido ser inocente, una persona de una sola pieza, un esclavo feliz que nunca ha tenido la oportunidad de saber que existía algo más que la esclavitud, la explotación y la nada del trabajo continuado, inacabable y sin premio alguno.
   Tolstói nunca pasa de moda.