Lev Tolstói: Albert




   El músico más feliz y a la vez el más desdichado es Albert, pobre y alcohólico, sin casa y con viejas ropas, algo loco por culpa de una mujer de una categoría social muy superior a la suya, que lo rechaza y no lo soporta. Acogido en casa de un hombre que se ha sentido fascinado oyéndole tocar el violín, aguanta poco tiempo en la comodidad y sin alcohol, en el calor de un hogar frente al intenso frío de las calles y sin la visión de su amada. Ese es Albert, personaje que deviene arquetipo en este intenso relato de Tolstói, que contiene dos hermosos pasajes dedicados a los efectos que la música produce en los oyentes y al recuerdo de un primer amor que desde la distancia de los años viene a recordar que todo se escapa y la felicidad estriba en morir sabiendo que se fue feliz y que todo huye. 
   Admiro una vez más la transparencia de la prosa artística y límpidamente subjetivada, la pasión por la vida y la belleza que emana de los textos del gran escritor ruso, que proclama aquí la libertad del artista, su grandeza de elegido sin olvidarse de su pequeñez como hombre en según qué casos: y no nos evita ver cómo el amor lo es todo y el fin de todo y la conclusión de todo para el que no recibe amor, sino rechazo.