Juan Eduardo Zúñiga: Calle de Ruiz, ojos vacíos

   También este relato pertenece al libro Largo noviembre de Madrid, y es cuando menos notable por la intensidad con que se nos narran los avatares de un ciego que de su casa va a otra donde le leen páginas de un libro que es para él la tabla de salvación a la que se agarra en medio de las penalidades de la guerra. Zúñiga cuenta desde los ojos vacíos del ciego, nos lleva de su mano ya través de sus sensaciones por las calles de un Madrid asustado y bombardeado, nos hace oír como él oye y sentir como él siente. Angustia, miedo, desconcierto y una sutil línea que enlaza con una vida mejor, con unos deseos aceptados, con un camino de liberación interior más poderoso que cualquier sufrimiento y más rotundo que cualquier explosión. 
   De nuevo un relato de amor, varias voces que cuentan alternándose y cambiando los planos de la narración de manera magistral- son sólo diez magníficas páginas-, y por último la catástrofe, lo definitivo que no aporta la guerra, sino los sentimientos humanos, que siguen latiendo aunque las bombas quieran pararlos, destruirlos.
   Como los dos anteriores, un relato sabio e inmortal.