Interesante película que, pese a seguir los derroteros de las grandes producciones estadounidenses, nos deja algunas escenas que no se olvidan de inmediato y un final que, sin duda, no sucumbe ante los tópicos temidos. Basada en un libro y en una historia real, nos cuenta el encuentro entre un periodista y un habitante de la calle que posee un gran talento musical y oye voces en su cabeza que le impiden actuar ante el público y llevar una vida digamos normal. El estilo del director no es acelerado ni pomposo, tampoco acierta plenamente y es estático en ocasiones, pero no estorba ni añade melaza a una historia que en manos de otro quizá sería sólo apta para un público llorón de tarde domingo con la cabeza en un brazo del sofá. Conocemos al indigente y sabemos de su pasado, oímos música de Beethoven y durante casi dos horas nos plantearemos unas preguntas que nunca están de mas en este mundo de añagaza y trampa social, en el que el tiempo y las informaciones maniqueas nos vuelven cada vez más tristes y solitarios. No es una gran película, pero resulta más adecuada que una gran parte de los productos prefabricados que nos llegan del gran país productor de cine. Sumémosle una gran banda sonora de Dario Marianelli -con mucho valor dentro y fuera de la película-, y el resultado creo que no resultará decepcionante.
Lectura recomendada: "Steve Mcqueen (una vida problemática)", en el blog de Francisco Machuca
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