Profesor Lazhar, de Philippe Falardeau




Tranquila, reposada, la historia de la película fluye sin imponerse a las bravas, sin dramatismos vanos, sin mensajitos cargados de buenas intenciones que pueden parecer precocinados, y así llega a su entrañable final, en el que hay una escena de un humanismo rescatable y sincero, sencillo y muy profundo que cierra muy bien esta meditación sobre la violencia, la mentira y la muerte, una gran película.