Pío Baroja: Mala hierba

   


   La experiencia del mundo, los sinsabores producidos por su experiencia en el mundo llevan a Manuel a la idea anarquista, a saberse y aceptarse como anarquista. Manuel ha pasado hambre, ha visto que la justicia no existe si no existe el dinero con que engañarla o regatearla, ha tenido trabajos precarios y de corto sueldo en los que ha dejado horas y pedazos de vida malgastados y semejantes a condenas en un penal, ha vagabundeado buscando una vida fácil pero no la ha encontrado, ha visto morir a algunos, ha sido encerrado en la cárcel, ha contemplado un homicidio y ha buscado a una mujer, sin éxito, para no estar solo. Manuel se ha desesperado y al final ha encontrado a unos amigos que le quieren y le ayudan sin pedirle nada a cambio y le muestran una solidaridad que lo enternece y lo ayuda a comprender qué hace en el mundo y quién es, además de un desengañado: un anarquista, alguien que sueña con que cambien las cosas, con que el mundo sea de otra manera, más real y justo, sin sometimientos y sin hambre, sin dolor. Un anarquista, como su amigo Jesús: alguien que sueña con un bien general, con un bien para todos. 
   No sé por qué no se dice más claramente -obviando tanta deriva academicista- que esta novela es la de un personaje anarquista, la de alguien que pasa por el mundo sufriendo hasta asumirse y soñar -sabiendo lo que es- con un cambio, un deseo de renovación, de igualdad, de libertad verdadera, de un encuentro invencible y vivificador entre iguales. Se ve siempre esta novela como un espejo puesto frente a los barrios bajos del Madrid de principios de siglo XX, ante los pilluelos, los golfos, los ladrones, las gentes de mal vivir. Sí, claro, pero no se por qué se hurta la comprensión de la obra orillando el significado final, el mensaje barojiano que está en las últimas páginas de esta vigorosa, inigualable obra maestra que tantas frases y tantos personajes brillantes tiene, que está construida con una técnica de elipsis anticipadora y genial. Baroja sabe de lo que habla: ha visitado esos barrios, ha hablado con los pilluelos, los pobres, los humillados y ofendidos, los delincuentes y los hambrientos, y la literatura de este libro es de la más alta categoría, pero a la vez es una crónica inmarcesible de un lugar y una época muy característicos, muy reveladores. Duele el hambre de Manuel, de sus amigos. Duelen las penurias que les acechan por ser pobres, por vivir en los bordes de la sociedad. Duele verlos fracasar, entregarse a la vida complicada, duele verlos pasar frío y soledad, desprecio, abandono por parte de quienes pueden cambiar las cosas y solo utilizan el poder para tener más poder. Insisto: es terrible ver cómo padecen Manuel y sus amigos un hambre horrible, repetida, salvaje y desesperada. Hambre física, hambre de ideas para no dejarse engullir por el injusto mundo, hambre de salidas para no ser unos parias, unos condenados a lo peor, a lo más triste, a lo más bajo. Mala hierba clama contra lo que no debería permitirse, contra lo que nunca debería haberse permitido: ser nada y venir de la nada y no salir nunca de la nada. Es una de las grandes obras de Pío Baroja, autor que sigue muy vivo y con mucho que decir en nuestro hambriento -de muchas cosas necesarias- presente. 

J. J. Benítez: Pactos y señales




Pactos y señales prosigue la titánica senda investigadora que J. J. Benítez emprendió hace más de cuatro décadas: probar la existencia del más allá. A partir de los pactos establecidos en vida entre dos personas, y la muestra explícita en forma de señales que nos llegan a través del universo, y que uno de los dos, ya en el más allá, manifiesta al otro como prueba irrefutable de que hay vida después de la muerte.
Cada capítulo está dedicado a exponer un caso que, como es habitual en las obras de J. J. Benítez, se basa en sorprendentes testimonios. Más de doscientas pruebas de personas que han recibido y sabido interpretar estas señales y que nos enseñan a reconocerlas para dar sentido a nuestras vidas. Así, veremos que las señales son muy diversas tanto como su significado, y que cada persona alberga el poder para interpretarlas de manera correcta. Estos mensajes nos alertan de peligros o nos encaminan hacia una dirección correcta. En definitiva, un libro que nos ofrece las claves para interpretar los mensajes que nos llegan constantemente y que nos indican cómo seguir en la senda de la felicidad y la plenitud.
La última novedad de J. J. Benítez es el resultado de su compromiso personal con los lectores, de ahí que el propio autor haya querido mostrar sus experiencias más personales con el más allá, detallando sus propios pactos y señales establecidos con diferentes personas.


   Edita: Planeta

Virginia Woolf: Phyllis y Rosamond

   Nada es tan fácil como para ser juzgado solo por su apariencia.
   No se puede juzgar fácilmente a una chica criada para estar en casa, vestirse adecuadamente, aceptar al pretendiente adecuado y no pensar más que en lo necesario para dar el siguiente paso seguro en su vida. Hay que comprender y saber antes de juzgar. Y quizá es mejor no juzgar. A eso invita Virginia Woolf en este relato protagonizado por dos hermanas que no se saldrán jamás ni un ápice de lo propuesto por sus padres, lo administrado por su padres, lo instituido por sus padres. Al acercarnos a su actos, pero sobre todo a sus pensamientos, donde reside otra verdad distinta a la de lo hecho a la vista de todos, la gran escritora inglesa nos propone no un gesto de desprecio inmediato, sino un retrato. Y además un retrato que apuesta por lo veraz, por lo que no está manipulado y no quiere llevar a una conclusión preestablecida. Woolf pone en sus palabras mucho juicio, del bueno, del que es ante todo ojos abiertos y sensatez, y quiero pensar que se debe a su espíritu libre y su mente abierta, no sojuzgada. Y pone sobre la mesa ideas a las que echar un vistazo calmo con que repasar algunas cuestiones aún firmes en su tallo verde y sano.

   Recuperar a Virgnia Woolf aquí y ahora es como sentir que de nuevo empieza un pasado más cierto y mejor, con posibilidad de enmienda. Un recomenzar literario y vital que es tonificante y casi puro. 

David Peace: 1977




    Dos personajes, dos supervivientes de la primera novela del Red Riding Quartet se encuentran en la segunda: el periodista Jack Whitehead, que lleva bebiendo unos cuarenta años y que, tras unos años de depresión y retiro, se reincorpora a las páginas de sucesos del Yorkshire Post; y el sargento Bob Fraser, a quienes sus compañeros llaman «Don Limpio» a pesar de que les consta que no es fiel a su mujer y que no se arredra en los brutales interrogatorios. A ambos les une la investigación de una serie de atroces asesinatos de prostitutas, obra de un nuevo «Jack el Destripador» al que tal vez se le estén atribuyendo más crímenes de los que ha cometido. Al periodista y al policía les une también un amor secreto, trágico, por las prostitutas.


   Edita: Alba

Lev Tolstói: Albert




   El músico más feliz y a la vez el más desdichado es Albert, pobre y alcohólico, sin casa y con viejas ropas, algo loco por culpa de una mujer de una categoría social muy superior a la suya, que lo rechaza y no lo soporta. Acogido en casa de un hombre que se ha sentido fascinado oyéndole tocar el violín, aguanta poco tiempo en la comodidad y sin alcohol, en el calor de un hogar frente al intenso frío de las calles y sin la visión de su amada. Ese es Albert, personaje que deviene arquetipo en este intenso relato de Tolstói, que contiene dos hermosos pasajes dedicados a los efectos que la música produce en los oyentes y al recuerdo de un primer amor que desde la distancia de los años viene a recordar que todo se escapa y la felicidad estriba en morir sabiendo que se fue feliz y que todo huye. 
   Admiro una vez más la transparencia de la prosa artística y límpidamente subjetivada, la pasión por la vida y la belleza que emana de los textos del gran escritor ruso, que proclama aquí la libertad del artista, su grandeza de elegido sin olvidarse de su pequeñez como hombre en según qué casos: y no nos evita ver cómo el amor lo es todo y el fin de todo y la conclusión de todo para el que no recibe amor, sino rechazo. 

Lev Tolstói: Aliosha Puchero

 


   Un alma cándida es Aliosha, que siempre obedece y trabaja sin quejarse, sin perder la sonrisa que siempre asoma a su boca, pero también es un alma oprimida, exprimida, un hijo al que el padre explota salvajemente, sin permitirle siquiera tener una vida propia, unas horas para pasarlas con una chica que traerá acaso amor y un futuro a su vida. Es más duro verle morir sin quejarse, aceptando la muerte temprana, inocente  hasta el final, que si le hubiéramos visto rebelarse, luchar, oponerse, gritar y atormentarse: muere inocente porque solo le han permitido ser inocente, una persona de una sola pieza, un esclavo feliz que nunca ha tenido la oportunidad de saber que existía algo más que la esclavitud, la explotación y la nada del trabajo continuado, inacabable y sin premio alguno.
   Tolstói nunca pasa de moda.

David Peace: 1974





   «La autopsia tras la muerte de la niña de diez años Clare Kemplay ha revelado que fue torturada, violada y estrangulada. La policía de West Yorkshire retiene los detalles exactos de las lesiones, pero el inspector jefe George Oldman, en una rueda de prensa ofrecida hoy a primera hora, calificaba la extrema crueldad del asesinato de “difícil de concebir”.» 1974, West Yorkshire, se acerca la Navidad. Eddie Dunford, corresponsal de sucesos del Evening Post, empieza a tener firma en la cabecera del periódico. La desaparición de una niña de diez años –cuyo cadáver aparece en un solar en construcción, con unas alas de cisne cosidas a la espalda– es su primer gran reto profesional. El periodista recuerda antiguos casos sin resolver de niñas desaparecidas y encuentra un vínculo entre los crímenes. Turbios manejos inmobiliarios, concejales sobornados y policías corruptos se interpondrán en su investigación… David Peace, en su serie de cuatro novelas Red Riding (de la que 1974 es la primera), «ha hecho por la región de West Yorkshire lo que Raymond Chandler y James Ellroy hicieron por Los Ángeles» (Yorkshire Post). Una narración vertiginosa, violenta, atroz, en la que se combinan datos históricos e imágenes mentales, presente y recuerdos, realidad y sueño. Un autor que se ha convertido en un nuevo clásico, el más prestigioso de la novela negra de hoy.


   Edita: Alba