Iván Cerdán Bermúdez: Turbio




   TURBIO “El viaje es una oportunidad. La última”. Andreas inicia unos días de vacaciones en Marbella junto a Carmen, su compañera sentimental. Sin embargo, su escapada marcará un antes y un después. Allí tropezará con viejas rencillas familiares, antiguas relaciones y nuevos sentimientos. Salir a correr se convertirá en su válvula de escape en un mundo cada vez más asfixiante. Descubrirá que vivir es mucho más que estancarse en la rutina, que el pasado escuece y las heridas sangran.
   En Turbio, su primera novela, Iván Cerdán bebe de Cioran, de Philip Roth, de Sherlock Holmes, de James Bond. Y lo hace para crear un estilo propio y difícilmente clasificable, una historia que respira vida y realidad. Turbio es misterio. Y remordimientos. Y sexo. Y crimen. Y amor. Y sufrimiento. Y verdad. Y mentira.
   IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ nació en Madrid en 1976. Es licenciado en Derecho y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Ha realizado varios cortometrajes que han sido premiados  a nivel nacional e internacional. Colabora con el periódico ABC y su suplemento ABC Cultural realizando críticas literarias y cinematográficas. Codirige el blog de crítica La Carcoma. Publica regularmente relatos de ficción en diversas revistas literarias  de España y México. Ha impartido talleres de guion cinematográfico y documental y ha formado parte del elenco de profesores del Taller de Escritura de la UCM. Actualmente se encuentra en fase de preproducción de su primer largometraje, Por tu culpa aquí siempre es invierno y de dos obras de teatro, Los últimos días de Philip Seymour Hoffman y Maquinistas, junto a Rafael González. Turbio es su primera novela.


   

Iris Murdoch: Henry y Cato



De la mano de una de las autoras más brillantes del pasado siglo, asistimos a un estimulante recorrido por los paisajes más sórdidos y también más generosos del alma humana.
Cuando Henry Marshalson y Cato Forbes se encuentran en Inglaterra después de varios años sin verse, su existencia no se halla en un momento precisamente fácil. Tras la muerte de su hermano mayor, Henry regresa de los Estados Unidos convertido en el heredero de una fortuna que no desea, de modo que decide deshacerse de todos sus bienes para disgusto de su madre. Cato, por su parte, se ve inmerso en una profunda crisis de valores que le lleva a replantearse cada una de sus creencias tras haberse enamorado de un seductor muchacho del barrio marginal de Londres en el que ejerce el sacerdocio. De manera inesperada, las vidas de estos dos hijos pródigos vuelven a mezclarse en una espiral de despropósitos y venganzas que van a desembocar en una sorprendente verdad: ninguno de los dos puede huir de sí mismo.


   Edita: Impedimenta

Émile Zola: La fortuna de los Rougon / La jauría





   A los veintiocho años, Émile Zola concibió el proyecto del ciclo novelístico Los Rougon-Macquart, "historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio". En 1871 inició esta magnífica saga con dos novelas, La fortuna de los Rougon y La jauría. La primera de ellas establece los orígenes de la familia, la rama legítima (los Rougon) y la ilegítima (los Macquart), en Plassans, inspirada en Aix-en-Provence. En La jauría, Aristide Rougon triunfa en la especulación inmobiliaria y su hijo Maxime se convierte en un galán de moda. 


   Edita: Alba Editorial 







   Émile Zola es uno de los mejores autores para saber comprensivamente de su época y de la nuestra, pues siguen vigentes sus análisis sociales y políticos. Además, es un narrador de primera clase y sus obras son entretenidas y de fácil, subyugante lectura. No faltan asimismo en ellas personajes que invitan a la identificación y al descubrimiento. Las obras editadas por Alba cuentan destacadamente con unas traducciones de alta calidad, por lo que la recomendación de estos libros me parece segura y necesaria. 

José Abad: Mario Bava. El cine de las tinieblas





Mario Bava nació en julio de 1914 -acaba de cumplirse el primer centenario de su nacimiento-, “enredado en tiras de celuloide”, según él mismo decía. Su padre, Eugenio Bava, fue uno de esos pioneros de la estirpe de George Méliès que ayudaron a convertir el espectáculo cinematográfico en una experiencia singular. 


Bava representa una forma de entender el Séptimo Arte ya extinta. Era un profesional que vivió de, para y por el cine. Empezó desde abajo, diseñando los títulos de crédito de películas de otros, y murió con las botas puestas, embarcado en proyectos que unas veces conseguía sacar a flote y otras no. 

Entre 1939 y 1960 fue operador, director de fotografía y técnico de efectos especiales para cineastas como Roberto Rossellini, Riccardo Freda o Pietro Francisci. En 1960 debutó como director en una película “de culto”: La máscara del demonio, piedra angular del cine gótico italiano y, en años sucesivos, dirigió La muchacha que sabía demasiado y Seis mujeres para el asesino, dos títulos que darían su forma definitiva al giallo. 

Su carrera como director coincide con un período de esplendor en la industria italiana, irrepetible. Firmó veinticinco largometrajes en los que, además de dirigir, participó en el guión, la fotografía o el montaje. Consagrado por entero al cine de género, Bava no hizo ascos a ninguno: cine de terror, péplum, thriller, western, ciencia ficción, etc. Se atrevió incluso con la adaptación de un cómic, Diabolik, cuando esta practica era más rara que común.