Alberto Moravia: El desprecio

   


   Alberto Moravia es uno de los grandes escritores del pasado siglo cuya obra sigue muy viva, dispuesta a dialogar con nuevos lectores que no se conforman y que creen más en las preguntas que en las respuestas. Continuando el camino existencialista empezado por Dostoievski, del que además Moravia siempre se declaró seguidor, lass obras del gran autor italiano suponen una indagación en las motivaciones que anidan en los conflictos íntimos y en los desencuentros sociales y públicos que alejan a una personas de otras, en el anhelo de comprensión y aceptación de los seres humanos, en su desesperación al no ser aceptados o amados, y me parece que continúan absolutamente vigentes porque no se pierden en los vericuetos de los razonamientos sino que encarnan siempre las ideas en personajes sólidos y muy creíbles, algunos absolutamente memorables, ya sin ninguna duda clásicos. 
   El desprecio es una obra sencilla y breve, con pocos personajes, que nos cuenta la historia de una pareja que se ama hasta que ella, de repente, empieza a despreciar al marido y llega finalmente a confesarle que ha dejado de quererle. Pero no le dice claramente el motivo, rehúye un diálogo definitivo y deja pasar el tiempo sin separarse y sin alejarse físicamente. Permitidme que me ponga nostálgico: ya no hay novelistas como Moravia. Cuenta y expone, razona y narra, envuelve sin apretar, no ofrece tierra envuelta en papel de brillante colorido: es un novelista de una altura colosal. En sus manos esta historia casi liviana deviene una exploración honda y muy ágil de la sociedad de su tiempo en varios y muy bien elegidos aspectos, los cuales nos afectan a nosotros también aquí y ahora: el oficio obligado y la pasión creadora postergada; la necesidad del dinero y de venderse a quien nos lo da a cambio de nuestras energías y nuestro cuerpo y nuestras ideas; la separación o el alejamiento de las parejas que parten de un sólido amor y ven cómo todo se deshace basado en fundamentos como la falta de entendimiento y la no aceptación de lo que supone compartir de verdad la vida con otro, ese otro del que tanto y tan bien hablaron los escritores existencialistas. Por supuesto, la visión de Moravia es crítica, muy crítica, y se sostiene en el elemento más importante que demanda una creación novelesca: una voz que empuja a creer y compartir, a desear saber más. Así, la narración en primera persona resulta esencial e ineludible y brilla con una fuerza y una limpidez inmejorables. 
   ¿Es El desprecio un pequeño clásico de las letras del siglo XX? Diría que sí, y que su lectura puede ser muy aconsejable en una época como la nuestra, de pensamiento débil y vaporoso, pues expone y cuenta con una sencillez y una claridad que ayudan a no sentirse subyugados, sino activos y despiertos. 

Publicidad de los bancos

   -Que sí, Paco, que sí, que me repugnan esos que hacen publicidad de los bancos con la que está cayendo, hombre. Que saben muy bien fichar a los deportistas, que son los ídolos actuales de la juventud, pero que no puede ser, hombre. Me da igual que se trate del entrenador de mi equipo de fútbol que de un jugador o un conductor de coches de carreras. Me parece inmoral. En este momento, absolutamente inmoral, Paco. Ponlo por ahí, en tu blog. Han perdido la dignidad. Han perdido el instinto de solidaridad. Y eso que  algunos son millonarios (de euros, además, no de pesetas), y no necesitan más dinero, digo yo. Qué manera tan ruin de venderse. Bueno, cuídate y hasta pronto, amigo. 
   -Hasta pronto, Luis Castillo. 

Asuntos económicos

... era un tipo raro, aunque se da bastante a menudo, un tipo de hombre no solo ruin y corrompido, sino también estúpido, pero de esos estúpidos que saben arreglar muy bien sus asuntos económicos, y nada más que estos, a lo que parece.


                                                        Fiódor M. Dostoievski: Los hermanos Karamázov
                                                                 (traducción de José Laín Entralgo)