Lunes de televisión y radio

y sin embargo uno tiene la sensación de ser un ingenuo, de mirar la tele y no entender, y le asiste la oscura intuición de que tanta manipulación no puede ser casualidad y el abismo no ha surgido porque sí, de la nada, sino de algunas mentes que saben bien dónde poner cada cosa, dónde poner cada trampa.
quizá es porque queda poco al alcance de nuestra mano, porque el círculo vital en muchos casos está reducido a la bagatela y la repetición en un círculo vacío y loco. y aun así no hay deseos de agarrarse a la desesperación, a la tristeza ni al cinismo liberador, ya que desde la ingenuidad pueden alzarse muchas ideas válidas y benefactoras.

La prima de riesgo

la prima de riesgo es un hierro. es un hierro que se clava y llega hasta el hueso. en tu pierna, en la mía. 
la prima de riesgo da miedo.
todos queremos saber qué es la prima de riesgo.
podemos preguntarle a un vecino. a un compañero de trabajo. a nuestra pareja. casi todos se encogen de hombros. es algo importante. y complejo, dicen con su gesto. 
yo paseo por las calles de granada y pienso en la prima de riesgo mientras oigo a los niños correr, una sirena de ambulancia o de la policía, una cercana discusión acalorada que va decayendo conforme me alejo. 
la prima de riesgo se ha clavado. hondo, muy hondo. como un amor, pero a la inversa. duele. 
cada vez que enciendo la tele o conecto la radio y oigo hablar de economía me echo a temblar. quizá porque durante demasiado tiempo no quise saber. y, como muchos, como casi todos, me dejé llevar.

Pobreza infantil

Datos alarmantes. Aquí, en España. Tantos por ciento que acongojan. Familias que no tienen ningún ingreso. No, no todos los niños españoles juegan con la playstation. Un número alarmantemente grande no come lo suficiente para cubrir sus necesidades de proteínas básicas. Aquí al lado, en una calle de Granada, de Madrid o de Valencia; en un piso en el que no hay alegría, con padres que acuden a Cáritas, a La Cruz Roja, que piden ayuda para poder alimentar a sus hijos. Padres que no siempre cuentan con la ayuda de abuelos, que son jóvenes y llevan parados meses, mucho meses, y que no se han formado en universidades y no disponen de título ni preparación para presentar la solicitud a puestos cualificados. Los nuevos pobres, los viejos pobres, los pobres de siempre, de ayer y de hoy. Los que no entienden que se reflote a un banco mientras ellos se hunden cada vez más. Ellos y sus hijos, que no ven la igualdad ni la fraternidad que debería dimanar del estado y de quienes lo representan, del estado que presuntamente somos todos. Hay brechas y heridas que nada curará ya. Hay marginaciones que no se remediarán ya nunca. Qué ganas tengo de ver que se busca remedio a este horror, qué ganas tengo de ver a los  intelectuales, a los artistas y a los cantantes firmando manifiestos y saliendo a la calle, dando la cara, pidiendo ayuda para una causa de aquí y ahora. 

Crisis

Ante la crisis, miedo y sudor que se vuelve pegajoso. Acurrucados, miramos a la bestia pasar. Tememos que se pare, nos mire y nos ataque. Temor. Ante la crisis, refugio dentro de la familia y dentro de la debilidad de cada uno. Olemos a debilidades, a vulnerabilidades. Y la bestia avanza imparable.